Iglesias aseguró estar "muy contento en casa, muy bien", y dijo que únicamnte había hablado con personas del entono familiar. "todavía tengo el corazón dándole fuerte", comentó, para agregar que a su llegada sus hijos le hicieron muchas preguntas "con ametralladora; casi creo que van a ser periodistas".

Por su parte, su esposa, Marisa Liceaga, afirmó que n se puede contar con palabras lo que siente al tener a su marido con ella después de 117 días de sufrimiento, y aseguró que ayer fue la mujer más feliz del mundo.

Por otro lado, Angel Iglesias manifestó que sólo un hombre con una cabeza tan centrada como la de su sobrino puede soportar una situación como la que ha vivido durante 4 meses, en "un cajón de 1,80 x 1,80 x 1,60" y durmiendo en una colchoneta.

Pese a la falta de espacio, Julio Iglesias ha hecho gimnasia, ha leído algún libro que le han roporcionado sus secuestradores y ha escrito cartas que nunca fueron recibidas por sus familiares. También leía la prensa, pero siempre censurada en las noticias referidas al secuestro.

A primera hora de la tarde, Julio Iglesias se encontraba en el Gobierno Civil de Guipúzcoa declarando ante la policía, por orden del juez de la Audiencia Nacional Carlos Bueren.