Pepe Rodíguez ciñó esta cifra únicamente a los seguidoes de sectas consideradas destructivas, ya que "el número de adeptos a organizaciones de otro calibre es muchísimo más amplio".

El experto afirmó que es imposible hacer un cálculo fiable sobre el número de sectas destructivas con implantación en España, debido precisamente a que intentan captar a sus seguidores de forma discreta, sin levantar sospechas que pudieran llevar al desmantelamiento de la organización.

Respecto a la tragedia ocurrida el pasado viernes en la localidad ugandesa de Kanunga,en la que alrededor de 500 personas presuntamente se inmolaron dentro de una iglesia, Rodríguez descartó la hipótesis del suicidio colectivo.

"No es para nada un suicidio colectivo, sino un asesinato masivo. Hasta ahora todos los casos de supuestos suicidios colectivos han sido asesinatos, como se ha demostrado al examinar los cuepos", explicó.

Aunque no es imposible, Rodríguez no considera factible que en España pueda producirse un suceso como el de Uganda u otro de estas características, como ls ocurridos en Francia y Suiza.

Rodríguez resaltó que la capacidad de supervivencia del hombre es muy fuerte y los adeptos a las sectas destructivas dan marcha atrás ante el suicidio, "por eso acaban asesinados".

Para entender la tragedia de Uganda, Rodríguez subrayó que hay que conocer quién ejerció el liderazgo de la secta. En su opinión, esta persona responde al perfil del líder paranoide, con delirios y con un grupo de adeptos con grandes carencias psicosociales.

A su juicio, sólo hay trs hipótesis que puedan explicar lo sucedido en Uganda: la eliminación de la secta por parte del líder para huir con el dinero de los fieles; una pugna por el poder entre dos líderes del grupo, y el asesinato de todos los adeptos por parte del líder para hacer creer que él también ha muerto y huir así de las autoridades.