Santiago y Martín Recio ya lucharon por la Coordinación General de la coalición en la última Asamblea, de la que salió un Consejo Político que debe reunirse el próximo día 22 para elegir formalmente al coordinador general.

En esa cita, ambos presentarán una candidatura conjunta encabezada por Santiago, ya que coinciden, dicen, en lo esencial del diagnóstico: una crisis de identidad del proyecto político, al que ven como un mero complemento del PSOE, y una falta evidente de credibilidad social.

A ello se une lo que consideran una carencia de legitimación del resultado de la Asamblea, ya que se modificaron las reglas de juego durante el transcurso de la misma.

Ambos recuerdan que, según los estatutos de la coalición, Llamazares necesita el respaldo del 60 por ciento de la organización para acceder a un tercer mandato, y lo contrario agravaría esa carencia de legitimidad.

Reclaman, por ello, una dirección que represente a todos los militantes de forma proporcional al resultado de la Asamblea, y que el candidato perdedor sea nombrado coordinador de la Presidencia.

Santiago y Martín Recio creen necesario relanzar el proyecto de Izquierda Unida como movimiento político y social, y se muestran convencidos de que sus ideas pueden llegar al 15 o al 20 por ciento de los ciudadanos.

"PLAN IBARRETXE"

Una de sus actuales discrepancias con el criterio del coordinador general en funciones, Gaspar Llamazares, es la posición ante el "plan Ibarretxe".

Reclaman un debate sosegado de los órganos de dirección para fijar posición y eluden dar su opinión personal, pero Santiago se mostró claramente contrario a avanzar una posición mientras no se dabate internamente, algo que ya ha hecho Llamazares al anunciar su defensa del "no" en el Congreso de los Diputados.

Santiago recordó que Izquierda Unida defiende un modelo territorial "de libre adhesión" de los territorios que forman el Estado, sin discriminaciones y garantizando la igualdad y la solidaridad. Por tanto, cree que la coalición debe respaldar los puntos del "plan Ibarretxe" coincidentes con este objetivo.

Aseguró que personalmente aboga por el mantenimiento de las actuales fronteras del Estado, pero precisa también que no ve una iniciativa secesionista en el "plan Ibarretxe". No existe, desde su punto de vista, un riesgo para la unidad de España, ni a corto ni a medio plazo.