Así lo enunció Prieto durante el Desayuno POP sobre el ‘Impacto de la enfermedad crónica en jóvenes’, organizado por Servimedia, en el que también incidió en que esas decisiones se desarrollarán de forma “compartida” con las familias de los niños y jóvenes.

La situación se ha generalizado desde la pandemia. De hecho, el Gobierno ha detectado que en edades muy tempranas, desde 3º o 4º de la ESO, el número de "autolesiones", de "disconformidad" y de "malestar" con la vida han aumentado entre los más pequeños y adolescentes.

El apoyo es uno de los aspectos más relevantes para que las personas con dificultades de salud mental puedan mejorar su situación, pero la preparación y sensibilización de quienes acompañarán a los pacientes es “clave”.

En esto es, precisamente, en lo que trabajan desde el Ministerio de Juventud e Infancia, tal y como lo aseguró la directora general del Instituto de la Juventud, Margarita Guerrero. Abordan el tema de “cómo sensibilizar” a quienes trabajan con otros jóvenes para que sean conscientes de “esta realidad” y puedan hacerlo con “flexibilidad” y adaptando su “programación” a las necesidades de las personas con afectaciones de salud mental.

Así, la directora mostró su intranquilidad y consideró que la salud mental infanto-juvenil está generando una “serie de cambios” que afectarán a la “salud pública del futuro”, que todavía no está “suficientemente dimensionada”.