En la que es su tercera visita al Palau como presidente, la segunda con Aragonés al frente del Ejecutivo catalán, Sánchez fue recibido a pie de coche por el comisario jefe de los Mossos d'Esquadra, Eduard Sallent. En el umbral del recinto del Palau de la Generalitat le esperaba Aragonès, que llegó minutos antes, tras compartir el acto de inauguración del superordenador Mare Nostrum 5, en el Barcelona Supercomputing Center.

A su llegada a la plaza de Sant Jaume, lugar en el que está la sede de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona, le aguardaban poco más de 50 personas contrarias a sus políticas respecto a Cataluña.

Sánchez y Aragonés, como en anteriores ocasiones pero cada vez con un cariz de mayor normalidad institucional, caminaron juntos hacia el patio interior donde ambos saludaron a la bandera catalana que precedía a la recepción de la parada de la Guardia de Honor de los Mossos d'Esquadra en el patio de carruajes.

Acto seguido, y mientras intercambiaban algunos comentarios, ambos presidentes subieron por la escalinata hasta el paseo de la galería gótica del Palau, hacia el salón de Diputados del Palau -antigua Sala de la Verge de Montserrat-, enclave reservado para las grandes ocasiones y para recibir a altas autoridades. En la puerta de la sala y ante la escultura de un san Jordi posaron ambos presidentes para los medios gráficos en tono distendido antes de acceder a la sala.

Allí, ambos los presidentes del Gobierno central y de la Generalitat mantienen una reunión “de trabajo” que está previsto que dure algo más de una hora y en la que ahondarán tanto del “temas del comer”, entre ellos el traspaso de Rodalíes y otras inversiones, como del “conflicto político”.

Una vez acabe la reunión, primero se prevé la comparecencia ante los periodistas de Sánchez. A su término, Aragonès lo acompañará a la salida y, después expondrá ante los periodistas su parecer de los asuntos abordados en la reunión.