SÁENZ ADMITE QUE ABBEY LASTRÓ EL BENEFICIO POR ACCIÓN EN 2005, PERO ESO CAMBIARÁ EN 2006
- Destaca los "siete motores" con los que cuenta el banco para garantizar una mejora sostenida del beneficio por acción en el periodo 2006-2010
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El vicepresidente segundo y consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, admitió que en 2005 la integración de Abbey National tuvo "un efecto ligeramente negativo" sobre el beneficio por acción del banco.
Sin embargo, durante la Junta de Accionistas de la entidad, Sáenz indicó que el proceso de reestructuración de la entidad británica "está dando muy buenos resultados y ya en el 2006 Abbey tendrá un impacto positivo".
"En el 2006 vamos a crecer más rápido de lo que habríamos crecido si no hubiésemos comprado Abbey. Y esto es sólo el principio", añadió el "número dos" del banco.
El Santander quiere ampliar el negocio de la entidad británica y hacer que ofrezca todo tipo de servicios bancarios, en lugar de limitarse al hipotecario, como sucede hasta ahora, teniendo en cuenta el potencial de sus 18 millones de clientes.
PLAN 2006-2010
Tras destacar los 6.220 millones de beneficios obtenidos por el banco en 2005 y los casi 1.500 millones logrados en el primer trimestre de este año, Sáenz apuntó que el banco se marca como objetivo una mejora de los resultados no a corto plazo, sino en un periodo sostenido que situó entre 2006 y 2010.
"El mercado valora mejor a las compañías que tienen un mayor crecimiento en beneficios por acción, pero no sólo eso, el crecimiento debe ser rentable, recurrente y sostenible en el medio plazo, es decir, que sea un modelo de negocio poco volátil y que minimice el riesgo, maximizando, a la vez, el crecimiento", añadió.
"Quiero dejar claro que estamos trabajando para conseguir este objetivo", indicó, y no se está trabajando "sólo en la cuenta de resultados del 2006, sino en la cuenta de resultados del periodo 2006-2010".
Un periodo, advirtió Sáenz, en el que ya se han abandonado los tipos reales negativos (precio del dinero por debajo de la inflación) de los últimos años. El tener tipos de interés bajos fue "excepcionalmente benigno" para los bancos, que tuvieron una fuerte demanda con baja morosidad y poca volatilidad.
"Tenemos que afrontar el hecho de que los vientos de cola favorables de los últimos 10 años van a disminuir, y en algún caso tendremos que confrontar vientos de cara en nuestro avance", agregó.
Estructuralmente, Sáenz defendió tener "un buen equilibrio" entre mercados maduros y mercados emergentes; aprovechar las ventajas de la globalización; gestión global del negocio, aprovechando ese desarrollo tecnológico, y ser un banco global, combinando "la flexibilidad y la cercanía al mercado local de los bancos pequeños con el músculo financiero y las capacidades globales de los bancos grandes".
SIETE MOTORES
El Santander dispone, prosiguió el consejero delegado, de siete motores sobre los que actuar: los mercados maduros en los que "la mejora de la productividad es la clave"; los mercados emergentes permiten lograr un crecimiento diferencial; desarrollo de Abbey para convertirlo en un "banco universal", y no sólo hipotecario; desarrollo del crédito al consumo; enfoque global del negocio de banca mayorista; beneficiarse de las sinergias globales por el tamaño de la entidad, y la reasignación de capital de áreas no estratágicas al negocio bancario principal.
Sobre este último punto, Sáenz recordó que "estamos desinvirtiendo poco a poco la cartera industrial y estamos invirtiendo en áreas como financiación al consumo y banca comercial".
"Estas siete palancas", añadió, "son avenidas de crecimiento estructural del beneficio del grupo poco sometidas al vaivén del ciclo económico. Por eso pensamos que constituyen nuestra ventaja respecto a otros bancos y se reflejarán en un crecimiento del beneficio por acción recurrente y sostenido en el medio plazo".
(SERVIMEDIA)
17 Jun 2006
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