Sancristóbal acudió con puntualidad a la citación realizada por el magistrado Juan Manuel Fernández, instructor de la trama Urralburu, que le había citado en calidad de testigo.

El juez quería conocer las razones por las que varios cheques librados por Sancristóbal desde una sucursal del Banco de Comercio fueron utilizados para la adquisición de diversos inmuebles por parte de Urrlburu y Aragón.

Otro de los extremos por los que fue interrogado hace referencia a la existencia en la contabilidad suiza de Roldán de las iniciales J.S., junto al texto "Nissan 90- 30.000.000" e "Induyco 90- 20.000.000". La única explicación que pudo dar al juez es que sus iniciales aparecían por los préstamos que había hecho al director general de la Guardia Civil, aunque dijo no entender por qué estaban las de las dos empresas.

Julián Sancristobal reconoció haber prestado durante 1989 y 1990 aRoldán unos 65 millones de pesetas, que le dió personalmente por medio de varios cheques. La cantidad se la demandó el propio director de la Guardia Civil para hacer frente a su divorcio y a Sancristóbal no le extrañó ya que -aseguró- desconocía que tuviera más ingresos que los oficiales.

Tras precisar que nunca ha visto a Aragón y a Jorge Esparza, reiteró también no tener ninguna relación comercial o económica con los principales implicados en la trama Urralburu.

Después de algo más de una hora e declaración, Julián Sancristobal dejó el despacho del juzgado escoltado por miembros de la Policía Nacional y Foral.