A su juicio, salir de la actual situación política exige "liderazgo, en contraposición al concepto más simple y manejable de autoridad, concepto que difícilmente puede acumular la sensibilidad y capacidad necesarias para la complicada tarea de tratar que los agentes sociales orienten sus actividades en la dirección necesaria para acrecentar la riqueza social".

Para este dirigente del PSOE, "cuando las tareas de dirección política se fundamentan en elejercicio de la autoridad, por mucho que ésta provenga de la voluntad popular, se está renunciando a la capacidad transformadora de cualquier proyecto político, que siempre requiere la proyección ideológica desde el liderazgo movilizador".

Asimismo, señaló que "las reflexiones que nos inspiren los sucesos que hoy conmueven a nuestro partido, a nuestros votantes y al conjunto de la sociedad, tienen que ser un motivo para preguntarnos a nosotros mismos si algunas de nuestras prácticas colectivas respondn adecuadamente a nuestros valores, a nuestras propuestas y, en definitiva, a nuestra forma de entender la sociedad y a nuestro modelo de acción política".

"Cuando un partido asume la dirección política de una sociedad tiene que renunciar forzosamente a observar la realidad a través únicamente de sus propios ojos, lo que no tiene nada que ver con la renuncia al liderazgo político desde las propias ideas", afirmó.

Añadió que desde la FSM es necesario avanzar en "la búsqueda de una salida que los mdrileños están exigiendo y que en ningún momento puede confundirse con la articulación de un conjunto de tácticas dilatorias, juridicistas o retóricas que, en el mejor de los casos, resultarían evasivas frente a lo abrupto de la realidad".

Sabando pidió a la sociedad y a su partido que intenten ayudar a la solución de los problemas del país "armándose de principios, porque sin un adecuado cemento ético es imposible esperar que los comportamientos particulares acepten la necesidad de mantener un nivel ínimo de cohesión social, para que el progreso económico se transforme en progreso social, es decir, en una mejora de los niveles de civilización que carecterizan al modelo de sociedad que desde la izquierda defendemos".

CORRUPCION

El dirigente de la FSM remarcó que, a la hora de hablar de "corrupción", es prioritario señalar que el inicio de "esta mala práctica" nace cuando "se dificulta la participación de los ciudadanos, la transparencia de las decisiones o el monopolio del poder".

En su opiión, "los escándalos políticos apuntan a la incoherencia personal de quien, siendo responsable, en su parcela del funcionamiento democrático no se somete personalmente a esas normas generales".

Sabando se refirió a la "sorprendente" existencia de tantas incoherencias personales, debido a que "en nuestra sociedad hay una preferencia generalizada por la eficacia sobre cualquier otra consideración. Lo que cuenta son los resultados, y de ahí a conseguirlos a cualquier precio sólo hay un paso".

Ese tio de conducta, que resumió en la frase "gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones", no es del agrado de consejero de Salud, porque "si se da ese paso se debilita el ideal democrático, que es eminentemente procedimental. La incoherencia personal, a ese nivel, no es sólo una inmoralidad, sino un atentado democrático".

Sabando insistió en la necesidad de los partidos políticos, aunque reconociendo que estas organizaciones "tampoco son perfectas". "Existe un riesgo de que los partidos cren sus propias dinámicas, establezcan sus fronteras de entrada y salida y, de alguna forma, tiendan a aislarse de la vida exterior".

Si esto se produce, añadió Sabando, "se establecen intereses colectivos y, aun dentro de ellos, intereses de grupo. Puede llegar un momento en el que el horizonte social, aquello que dio razón de ser a la propia organización, comience a desvanecerse y tomen mucha más fuerza los pequeños asuntos internos".

A partir de este momento, agregó, la utilidad social de los prtidos "se reducirá a su mínima expresión y lo que comenzó siendo una agrupación para trascender socialmente termine siendo una agrupación en torno a la necesidad de mantener simplemente un determinado estado de cosas".

Por último, afirmó que "pretender que el cambio necesario llegue únicamente desde la propia convicción es una posición ingenua, por eso el papel de los agentes sociales, como contrapoder, es imprescindible, al tiempo que condición necesaria para que podamos hablar de Estado de derecho"