Tras lavotación y una vez hecho público el resultado a través del marcador electrónico, De Grandes encabezó las protestas de su grupo al constatar a primera vista que el número de escaños ocupados por diputados no se correspondía con el de votos emitidos.

El revuelo llevó a la presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, a permitir la intervención de cuantos portavoces de grupos parlamentarios quisieran para ofrecer su impresión sobre lo sucedido y, en todo caso, una explicación a la situación.

Así lo izo el portavoz del PP, quien expresó su convencimiento de que había menos diputados que votos. El diputado de CiU Salvador Sedó salió al paso para admitir que su compañera María Zoila Riera había abandonado su escaño para ir a buscar las actas del siguiente punto del orden del día, en el que iba a intervenir, pero que ello se producía después de la votación.

A fin de aclarar la situación, Rudi ordenó que se cerrasen las puertas del Hemiciclo y empezó a llamar, uno a uno, a todos los diputados, a fin e comprobar si había sido válida la votación.

No obstante, el portavoz popular, Luis de Grandes, después de hablar un momento con los portavoces del resto de los grupos parlamentarios, pidió que "no se proceda a la lectura" y la comprobación electrónica de los votos, a fin de permitir "la buena marcha de los trabajos del día", pues el incidente "en modo alguno afectaba al sentido de la votación".

Estas palabras provocaron otro revuelo entre los diputados, que se disipó cuando De Grandes insistió n que hablaba en nombre de todos los portavoces. Rudi acordó saldar así la cuestión y continuar con el siguiente punto del pleno.

El asunto que fue objeto de esta votación polémica se refería al dictamen de la Comisión de Asuntos Exteriores sobre la declaración de ciertos gobiernos europeos relativa a la fase de producción de lanzadores "Ariane".