Rouco Varela hace esta invitación en una carta dirigida a párrocos, rectores de Iglesias, comunidades de vida consagrada, movimientos y asociaciones de vida apostólica y colegios e instituciones de enseñanza de la archidiócesis.

El lema de la citada festividad, que por segundo año consecutivo el arzobispado de Madrid celebra en la Plaza de Colón, es "La familia, gracia de Dios".

En su misiva, el cardenal recuerda que "la fiesta de la Sagrada Familia nos invita a todos, en el marco de la Navidad, a dar gracias a Dios porque ha querido que su hijo Jesucristo viviera en el seno de una familia y fuera modelo para todos nosotros en las relaciones familiares".

A su juicio, "celebrar la familia, como gracia de Dios, es uno de los gozos más grandes de la Navidad. La familia es gracia de Dios porque Cristo la ha santificado con su presencia y ha hecho de ella el lugar donde crecía en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres".

"Para los cristianos, este acontecimiento nos invita a hacer de nuestras familias lugares de la gracia de Dios donde todos, a ejemplo de Cristo, vivamos el proceso de la santificación y ofrezcamos al mundo entero el testimonio atractivo del vivir en Cristo", asegura.

Por eso, explica, "queremos celebrar la fiesta de la Sagrada Familia con una eucaristía en la Plaza de Colón, a las 12,00 horas del día 28 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia, a la que precederá el rezo del ángelus del Santo Padre en Roma, en el que se dirigirá a nosotros con palabras de aliento y de bendición".

El cardenal invita "a toda la comunidad diocesana a esta celebración festiva de la fe, especialmente a las familias", en la que, señala, "participarán familias venidas de otras partes de España, acompañadas de sus respectivos obispos, que se unirán a nosotros en la misma fe y en la misma comunión eucarística manifestando que todos formamos la única familia de los hijos de Dios".

"Acontecimientos como éstos", prosigue el cardenal, "nos exigen esforzarnos un poco más de lo habitual. La comunión exige salir de los propios intereses y comodidades para manifestar que somos un único pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo".

Además, el cardenal invita de manera especial "a los jóvenes y niños a ofrecer el testimonio de su alegría y juventud en Cristo. De esta manera se hará patente que Cristo sigue vivo en cada uno de nosotros y en la totalidad de la Iglesia".