"No tenemos ningún hospital para niños disminuidos en Roma, por lo tanto es imposible que el señor De la Rosa acudiera a Roma acompañado por el director de ese centro, como afirma", dijo el portavoz.

Este capítulo recoge una conversación de Javier de la Rosa con Manuel Prado y Colón de Carvajal, en la que el empresariocatalán le comenta confidencialmente que viajó a Italia a visitar un hospital para niños disminuidos que financiaba junto con el Opus Dei y que, tras comer con el director del centro, éste le llevó al Vaticano.

En esta visita, el director del centro le dejó sólo en un saloncito, en elque apareció Juan Pablo II. "Se dirige a él con paso lento y le llama por su nombre: 'Señor De la Rosa, le pido mil perdones, pero los caminos del Señor son inescrutables. He sabido de usted, sé de su existencia. Un hombr tan honrado, !tan inteligente¡. La Iglesia está pasando dificultades financieras, no sé si lo sabe. Yo le pido a usted que nos ayude'".