Tras señalar que se siente "profundamente desalentado y triste" por el modo en que su 'affaire' se expone ante la opinión pública, asegura que su detención "tiene una gran transcendencia política, como ha quedado demostrado por lo sucedido inmediatamente después de producirse, problemas de relación entre el Gobierno y CiU, acusaciones desde la oposición a la Generalitat, petición de dimisione".

"Una situación", continua, "que no nace, sin embargo, de mis relaciones con el Gobierno catalán -que ha sido transparente y de simple colaboración empresarial a raíz del proyecto Tibigardens- sino del deseo de algunos de utilizar cualquier excusa para atacar a una formación política. No olvidemos que, en apenas cuatro meses, habrá elecciones... Muchos de los que así funcionan tendrán, como dije que asumir su propia responsabilidad".

En relación al proyecto del Grand Tibidabo, dijo "que sólo sepreocupen quienes, aprovechando las presiones y sospechas interesadas creadas alrededor de la sociedad han buscado su propio beneficio".

Asimismo, el financiero hace referencia a la querella que Félix Espelosín, consejero delegado del Grupo Zeta, ha interpuesto contra él por un presunto delito de cohecho, tras conocer por un periódico que él posee unas grabaciones sobre el tema de la Torres de Kío.

Por último, el financiero apela a la objetividad de los medios de comunicación "para evitar que el inchamiento público sustituya a la acción de la justicia", de la que asegura que "desde el primer momento he mostrado mi máxima confianza" en ella.