Sin embargo, uno de los rasgos físicos que le hicieron más irreconocible durante su gran escapada fue la larga melena que llegó a tener que, incluso, le permitía recogérsela en una coleta. Una vez a la semana se le servía en el apartamento comida, generalmente enlatada, grandes cantiddes de leche, prensa española y diversos vídeos de información y de entretenimiento.

Una señora le adecentaba el habitáculo e hizo posible que durante los diez meses Roldán durmiera sobre el mismo juego de sábanas.

El consumo excesivo de leche, según la misma cadena, como única alternativa a la comida enlatada, le causó ciertos problemas de estómago que le llevaron a un reconocimiento médico. Leche y pañuelos de papel son los dos productos que más ha consumido el ex director de la Guardia Civil e su escondite.

Roldán pasaba todo el día en chandal, en un apartamento que le facilitó el británico Stuart, uno de los dos hombres que siempre estuvo a su disposición.

El prófugo ocupó el tiempo estudiando inglés y escribiendo todo aquello que recuerda de su paso al frente de la Benemérita y que le puede servir para su defensa ante la Justicia. Según ha asegurado, tiene prácticamente concluidas sus memorias.

Aunque la familia y quienes le rodean aseguran no conocer este extremo, fuentes consltadas por la Cadena Cope mantienen que habría firmado ya un pre-contrato para la edición de sus memorias con una importante empresa multinacional.

Luis Roldán mantiene estos días un tira y afloja con la dirección de la cárcel de Brieva por no permitirle tener en su celda un compact. La cosa ha llegado a tal punto que el propio recluso ha dirigido una carta a la Secretaría de Estado de Asuntos Penitenciarios, Paz Fernández Felgueroso, solicitando le sea levantada esa prohibición.