Don Juan Carlos no contó con la compañía de la reina Sofía, que tuvo que quedarse en el Palacio de La Zarzuela para preparar el viaje que mañana inician los monarcas a Jordana, según indicaron fuentes de la Casa Real.

El Rey fue recibido en la escalinata del templo por el Consejo del Patronato de la catedral, presidido por el cardenal Angel Suquía y compuesto, entre otras personalidades, por el alcalde de la ciudad, José María Alvarez del Manzano; el consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Agapito Ramos, que sustituía a Joaquín Leguina, presente en los actos del X Aniversario del Estatuto de Autonomía regional; Alfonso Escámez, ex presidente del Banco Central ispano, y Jesús Aguirre, duque de Alba.

Durante el recorrido por las distintas capillas, la comitiva se detuvo especialmente en la de la Virgen de la Almudena, que estaba recibiendo los últimos retoques a la espera de albergar la talla de Nuestra Señora. Esta será colocada el próximo jueves, día del Corpus, después de que los fieles madrileños la lleven en procesión.

La anécdota surgió cuando el Rey tropezó al bajar unos escalones después de contemplar un Cristo yacente situado en el ábside del tmplo, detrás del altar mayor. Don Juan Carlos dio un traspié y cayó al suelo de frente, levantándose él mismo acto seguido sin mayores consecuencias.

El monarca interrumpió brevemente su recorrido para saludar a un grupo de trabajadores que, a su vez, habían detenido su labor para no obstaculizar la visita real. Por último, don Juan Carlos firmó en el libro de visitas de la catedral.