Aunque la reunión todavía continuaba a las tres de la tarde, a última hora de la mañana surgieron rumores de que el encuentro podía concluir con la dimisión del consejero de Industria del Principado, íctor Zapico, sobre el que recayó la representación del Gobierno asturiano en las negociaciones con los supuestos intermediarios del SIB.

Tampoco se descartaba la posible dimisión de Rodríguez Vigil, ya que fueron el presidente asturiano y su responsable de Industria quienes anunciaron el martes de la semana pasada la fallida inversión del SIB y el compromiso regional de recabar 108.000 millones de pesetas en ayudas públicas para el proyecto.

No obstante, fuentes oficiosas de la sede del Principao salieron al paso de estos rumores y señalaron que no es probable la dimisión de ninguno de los dos máximos responsables del fiasco inversor, Rodríguez Vigil y Zapico.

Además, los portavoces del Ejecutivo asturiano han hecho público un comunicado en el que niegan las informaciones de algunos medios de comunicación que cifran en unos 80 millones de pesetas el dinero que el Principado habría gastado en los 18 meses de negociaciones para atender pagos de comisiones de gestión, representación e intermedición.

Los supuestos destinatarios de esas cantidades habrían sido el intermediario francés Maure Jean Lauce, en representación del SIB, y el financiero italo-suizo que habría representado los intereses de la petroquímica norteamericana PANOCO, con la que se realizaron los primeros contactos para materializar el proyecto petroquímico de Carreño.

Todas las fuerzas políticas y sindicales del Principado, excepto UGT, han solicitado ya la dimisión de Rodríguez Vigil, ante lo que para sus portavoces suone "un escándalo que ha dejado a Asturias en el más absoluto de los ridículos".

Para mañana está convocada una Junta General del Principado en la que Zapico deberá comparecer para dar explicaciones sobre la fracasada inversión. También podría acudir, aunque no se ha confirmado este extremo, el propio presidente del Gobierno regional, que ya ha asumido explícitamente el fracaso de la inversión.