La ARMH explica en un comunicado que los deseos de la familia del maestro de identificar y exhumar sus restos son compatibles con los de los descendientes de García Lorca, que desean mantener intacto el recuerdo del poeta.

Según explican, el debate sobre la fosa común a la que ambos fueron arrojados junto a dos banderilleros también fusilados en 1936 se inició hace cuatro años.

Fue entonces cuando la Asociación se planteó llevar el caso de García Lorca al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por tratarse de una desaparición forzada, que es un delito público.

Por respeto a la decisión de la familia, que se niega a la exhumación, la ARMH decidió no presentar el caso. Pero unos meses después los nietos del maestro Dióscoro Galindo y del banderillero Francisco Galadí contactaron con la Asociación para iniciar la localización de los cuerpos.

Con ello, dicen en la ARMH, se inició "un falso conflicto". El deseo de los familiares del maestro y del banderillero es confirmar que los restos de ambos están en ese lugar, y eso, aseguran, "no puede considerarse incompatible" con los deseos de la familia Lorca.

"Incluso en el hipotético caso de que quisieran llevarse los restos, se podría llevar a cabo una identificación sin moverlos de la fosa y dejar los restos del poeta donde desean sus familiares", dicen.

En todo caso, recuerdan que el derecho es positivo, por lo que el deseo de alguien de no ejercerlo no puede impedir a otro que lo ejerza.

El día en el que se cumplen 70 años del fusilamiento de García Lorca, la ARMH subraya "el deber que tiene el Estado de reconocer a todas aquellas personas que construyeron nuestra primera democracia y que dieron un ejemplo a Europa de lucha contra el fascismo".