"Las perspectivas de futuro son buenas o, al menos, bastante esperanzadoras, ya que la conciencia colectiva es favorable y creciente", según señaló Angel Sancho, director del Secretariado Nacional de la Conferencia Episcopal para el Patrimonio Cultural. Sancho, que participa esta semana en el curso de la Universidad Complutense "Patrimonio monumental y contaminación: dimensiones científica y social", dijo que la situación del patrimonio "no es, en conjunto, alarmante. Diríamos, generalizando, que es normal".

Por su parte, Cesáreo Sáiz Jiménez, investigador del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología del CSIC, presentó hoy en los cursos dos estudios sobre el impacto de la contaminación atmosférica en los edificios patrimoniales europeos y l deterioro provocado por algunas bacterias en la superficie de la piedra.

Uno de los enemigos de la conservación de estos edificios son algunas bacterias, del tipo de pseudomonas y bacillus, que son capaces de mineralizar algunos de los residuos de la contaminación urbana, según un estudio presentado hoy en los cursos.

La actividad de las bacterias en las paredes y techos de la piedra monumental alcanza un 25 por ciento de mineralización de las sustancias residuales que provienen del humo suminitrado en 6 días.

"Otra de las características de un ambiente urbano contaminado", señaló, "es el progresivo ennegrecimiento de las superficies de los edificios y monumentos y la formación de costras negras formadas mayoritariamente por yeso".

Esta proporción de yeso de las costras que aparecen en paredes y tejados depende de la situación geográfica. Los resultados del estudio oscilan entre las muestras obtenidas en la catedral de Sevilla, con un 23 por ciento de yeso, y el Palacio Barberini de Roa, con un 84 por ciento.