Ibarrola comienza la carta con una referencia a las corbatas que diseñó él y que regala la Consejera de Turismo y Comercio del Gobierno Vasco, Rosa Díez. A este respecto, insta a Redondo a que, aunque le reale "una corbata diseñada por mí, no te la pongas tampoco, entrañable Nicolás". Y prosigue:

"Durante estos años, mientras escuchaba tus palabras en los medios de comunicación y te veías con tu natural estilo obrero de la margen izquierda de la ría, recordaba nuestras discusiones dentro de las cárceles franquistas, sobre los sindicalismos, correos de transmisión de los partidos políticos".

"No podía imaginarme lo terríblemente duro que ha tenido que ser para tí también en tu condición de socialist, el sindicalismo con la clase obrera más históricamente en vanguardia perteneciente a unas viejas industrias condenadas por la historia a desaparecer y, que ya no producían más que gastos enormes públicos y privados".