Según ha informado la compañía, las bases del concurso quedan abiertas a la iniciativa de los constructores de trenes, para que propongan diferentes fórmulas de financiación de los trenes, de manera que el impacto en la cuenta de resultados de Renfe sea el menor posible.

La actitud abirta de Renfe permitiría, si los licitadores lo consideran oportuno, fórmulas para compartir la propiedad de los trenes y la gestión del servicio, siempre que la explotación quede reservada a la compañía ferroviaria.

En cambio, Renfe ha preferido concretar bastante los aspectos técnicos que deberán reunir la nueva generación de trenes AVE. Por ejemplo, tendrán que ser capaces de circular a una velocidad de entre 300 y 350 kilómetros por hora, para poder cubrir el trayecto en dos horas y media.

Adeás, deberán ser aptos para circular también por la línea del AVE Madrid-Sevilla, y se dará especial atención a los diseños que incorporen eliminación de barreras arquitectónicas a personas con discapacidad y las últimas servicios de comunicaciones de última generación que los clientes puedan demandar en un futuro próximo.

El calendario del concurso contempla la publicación inmediata del mismo en diario de la Unión Europea y en la prensa y da un plazo de 40 días para que los fabricantes interesados solciten participar en el proceso.

Posteriormente, la compañía procederá a invitar formalmente a una selección de fabricantes, que tendrán un plazo de tres meses para presentar sus ofertas, con un plazo límite que estará entre mediados de agosto y primeros de setiembre.

A partir de ese momento, Renfe procederá a analizar cada oferta y a negociar con los licitadores cada uno de los aspectos que hayan incorporado, con el fin de decidir la adjudicación, fabricación, suministro y mantenimiento de los trnes a finales de año.