Con esta iniciativa para la aviación sostenible, Gran Bretaña se compromete a mejorar el comportamiento de este sector en materia medioambiental durante los próximos quince años. Para ello, han establecido sistemas de control que permitan detectar el progreso hacia el cumplimiento de una serie de objetivos.

Entre ellos, la mejora del rendimiento de los combustibles de aviación y la reducción de las emisiones de dióxido de carbono de los nuevos aparatos en un 50% por asiento y kilómetro en 2020 con respecto a los niveles de 2000.

Otros objetivos son reducir las emisiones de óxido de nitrógeno en un 80% en el mismo periodo y la contaminación acústica de las aeronaves en un 50%.

Los responsables del sector prevén implantar a finales de año un sistema común para informar sobre las emisiones de dióxido de carbono y la eficacia del combustible. Asimismo, las compañías aéreas de países en vías de desarrollo que utilicen aparatos anticuados muy contaminantes podrían ver prohibida su actividad en el Reino Unido, según esta normativa.

El sector también se propone lograr la inclusión de la aviación en el Programa de Emisiones Comerciales de la Unión Europea a la mayor brevedad. Esto significaría que sólo podrían exceder los niveles de emisiones fijados por este programa si demuestran que otras industrias están incumpliendo sus objetivos en la misma medida.

A pesar de esta iniciativa para la protección del medio ambiente, la industria aérea ha subrayado su intención de garantizar que el combustible de aviación siga libre de impuestos, así como de lograr la construcción la tercera pista del aeropuerto londinense de Heathrow.