El objetivo de la reunión fue, según Benach, perfilar el procedimiento que debe seguir el texto una vez que sea aprobado por el Parlamento de Cataluña y enviado al Congreso de los Diputados, donde ya espera el de la Comunidad Valenciana.

El calendario que seguirá esta reforma a partir de ahora es complejo, porque los plazos son flexibles y la prioridad de los partidos catalanes, precisó Benach, debe ser llegar a un acuerdo.

El día 29 de julio hay prevista una reunión de la comisión encargada de la elaboración del Estatuto, en la que se podría aprobar el informe de la ponencia. Aunque así fuera, precisó, ese texto y las enmiendas y votos particulares permanecen vivos y suspectibles de modificación hasta que sean debatidos y votados por el pleno.

De hecho, desde que el informe de ponencia sea aprobado en comisión existe un plazo de un mes para que se pronuncie el Consejo Consultivo, y durante ese lapso de tiempo y justo después pueden sugerirse modificaciones.

Una vez aprobada por el pleno del Parlamento de Cataluña, "septiembre o primeros de octubre", la reforma estatutaria sería enviada al Congreso de los Diputados, donde se sometería a un primer debate de toma en consideración.

En caso de superar ese primer trámite, el texto pasaría a comisión, y se crearía una ponencia específica para tratar esa reforma estatutaria.

Ese es el trámite que, según explicó Marín a Benach, puede hacerse de forma simultánea con el Estatuto de la Comunidad Valenciana.

PRIMAVERA

Marín y Benach estuvieron de acuerdo en que, tanto la comisión como la ponencia, reflejen la pluralidad del Congreso, tal y como mandata el Reglamento de la Cámara, pero también en que sean "prácticas", es decir, que no sean "muy numerosas".

La comisión tendrá dos meses para llegar a un acuerdo, aunque ese plazo podría flexibilizarse. Lo que apruebe debería ser debatido en el pleno del Congreso, después en el Senado, y finalmente ser ratificado de nuevo por el Congreso de los Diputados.

La reforma catalana no volverá después al Parlamento autonómico, de ahí el recelo de los impulsores de esta iniciativa a las enmiendas que puedan introducir el Congreso y el Senado.

Benach precisó, en este sentido, que si la reforma estatutaria es aprobada con amplio consenso en el Parlamento catalán, los trabajos del Congreso de los Diputados deberían ser "mínimos".

En todo caso, entre unos plazos y otros Benach calcula que sería en la primavera del próximo año cuando el nuevo Estatuto catalán podría estar en vigor.