La normativa, de obligado cumplimiento, prevé que las gasolinas reduzcan progresivamente su contenido de azufre desde las actuales 150 partes por millón a 30 en 2005 y a 10 en 2009. En cuanto al gasóleo, se pasará de 350 partes por millón a 30 en 2005 y 10 en 2009.

El peiodo de cuatro años establecido para introducir los nuevos combustibles más limpios está pensado para evitar que su producción masiva origine incrementos de las emisiones de azufre de las refinerías que prácticamente anularían en un principio la mejora de la calidad del aire a medio plazo que busca la Unión Europea.