En una entrevista en "La Razón" recogida por Servimedia, Quintás asegura que "estamos en desacuerdo con el pensamiento de que el negocio de las cajas se pueda reducir a un solo mercado de intermediación, en este caso la economía española, ya que es probable que tenga una evolución a medio plazo preocupante porque tiene un nivel tecnológico relativamente bajo y sus costes salariales ya empiezan a parecerse a los de las economías con alto potencial tecnológico".

"Esto nos sitúa en una posición muy incómoda y hace pensar que lo tenemos muy difícil en el nuevo escenario. Necesitaríamos políticas mucho más audaces e inmediatas", añade Quintás, razón por la cual hay "algunas entidades que están pensando en la posibilidad de diversificar el riesgo geográfico".

"Es verdad que el Banco de España nunca ha visto con agrado esta expansión. Ello puede estar justificado, pero no debería ser por causa de su naturaleza", dice el presidente de la CECA.

Sobre las participaciones industriales que tienen las cajas, Quintás afirma que "estamos más cerca que antes del cambio de ciclo industrial. Por ello es probable que se vayan reduciendo. Lo que han ganado ahí ya no lo van a ganar. Todo dependerá de la evolución de la bolsa. Otros factores, como la regulación, obligará a ese repliegue ordenado, a lo largo de varios años, de las cajas".

Otro cambio a futuro se producirá porque "disminuirá el crecimiento del sector inmobiliario y repuntará la morosidad, pero dentro de lo razonable". Por ello, las cajas se dirigirán a los segmentos "en los que aún les queda por ganar, como la financiación a empresas y al consumo".

Sobre sus relaciones con la AEB tras la marcha de José Luis Leal y la llegada de Miguel Martín a la Presidencia de la patronal bancaria, Quintás señala que "los intereses a veces son los mismos, hasta el punto de que hemos explorado la posibilidad de colaborar en algún asunto. Lo que ocurre es que si en algún momento vemos protagonismo de la banca española en un intento de destruir nuestra naturaleza institucional, no dejaremos que suceda".

"Entendemos que algunos bancos necesiten desesperadamente destruir a las cajas para ganar cuota de mercado, pero por obligación y convicción deberemos evitar que lo consigan", añade Quintás.

En cuanto a las uniones entre cajas, asegura que "no soy partidario de las fusiones por sí mismas, por planteamientos políticos. Pero en alguna ocasión pueden ser el instrumento óptimo para crear una empresa de gran competitividad. Dejemos que sea una decisión empresarial", pide Quintás.