En su mensaje institucional de fin de año, Pujol se mostró convencido de que la sociedad de Cataluña superará bien el reto que supone situarse en los próximos años entre los países de más alto nivel europeo, aunque advirtió que hay que afrontarlo "en un marco europeo que nos puede dejar estancados y en un marco español tenso y crispado".

Pujol se refirió a los logros económicos y políticos experimentados por el país, entre los que citó la organización de los Juegos Olímpicos d 1992 y del reconocimiento, "fuera de nuestras fronteras, de un modelo catalán de convivencia", para preguntarse a continuación "¿por qué no ahora, con más posibilidades políticas y económicas, con más conciencia de país y cohesión no podemos superar lo que hay de difícil en la situación presente?".

El presidente de la Generalitat admitió que "la Cataluña de progreso y de convivencia, integradora de gente y de ideas, que todos juntos debemos construir es aún frágil", aunque añadió que "Cataluña está e situación, mejor que en otros lugares de España y de Europa, de superar" esos peligros.

En este sentido, pidió a los ciudadanos catalanes "un esfuerzo de disciplina y de autoexigencia, de comprensión de los problemas y de diálogo" para "poder aprovechar este momento de transformación para subir muchos peldaños en el ránquing europeo".

Tras hacer un balance de los aspectos positivos y negativos de la sociedad catalana, manifestó su fe y su confianza en Cataluña, ya que, añadió, "me parece que la onozco bien y que no la idealizo". "Conozco sus debilidades actuales e históricas y sus miserias".

Entre las cuestiones positivas citó "el espíritu de solidaridad activa y eficaz que ha habido en Cataluña respecto al drama de Bosnia, que para vergüenza de Europa ha dejado indiferente a tanta gente".

Pujol destacó que, además de la necesidad de competitividad económica y productividad también era necesario "el sentido de humanidad" y "la capacidad de compasión".