Frente a un coeficiente negativo de actividad de los puertos españoles, el de Cádiz ha experimentado un crecimiento entre el 1 y el 2 por ciento con respecto al pasado año, que fue del 12 por ciento.

La facturación total, incluidas las inversiones, de la bahía de Cádiz ha sido durante 191 de 4.183 millones de pesetas, es decir, ha crecido un 33,52 por ciento con respecto a 1990. A pesar de que el número de buques que entraron ha sido inferior al del pasado ejercicio, la gran parte fueron de mayor cabotaje o capacidad.

Respecto a la entrada de mercancías, se ha experimentado una disminución del pescado fresco frente al congelado y un aumento de los graneles sólidos, cementos y carbón.

Sobre al tráfico de mercancías peligrosas, como el tetracloruro y el uranio, que suelen entrar e España por el puerto de Cádiz, actividad que ha sido denunciada en repetidas ocasiones por grupos ecologistas, Domínguez Lobatón señaló que las instituciones y los ciudadanos deberían asumir el compromiso de objetivar el problema de las mercancías peligrosas.

"Se han de estudiar científicamente los riesgos que suponen los distintos transportes de mercancías peligrosas con origen y destino el Puerto de Cádiz", dijo el presidente de la Junta de Puertos, "valorarlo y compararlo con otros transportes y mjorar la seguridad".

Para ello, informó, está previsto para el próximo mes de enero la adjudicación a una empresa para que elabore un estudio sobre el transporte de estas mercancías en el puerto de Cádiz.

Domínguez Lobatón añadió que si se quiere potenciar el tráfico portuario en Cádiz capital, como está recogido en el Plan Cádiz 2000, hay que ser consecuente y asumir niveles de riesgo similares a los que los ciudadanos asumen en otro tipo de tráfico de mercancías peligrosas que no tienen su orign o destino en los puertos.