Esta es la principal conclusión esbozada por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE en una reunión a la que asistió el secretario general y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de la que dio cuenta el secretario de Organización, José Blanco.

Los socialistas celebrarán el próximo lunes, 14 de marzo, el primer aniversario de su victoria electoral, con la satisfacción propia de este tipo de eventos, pero también con la sobriedad que requiere su cercanía con el recuerdo de las víctimas de los atentados del 11-M.

La celebración del próximo lunes será, dijo Blanco, el "punto de partida" de una serie de actos que los socialistas celebrarán por toda España a lo largo del mes de abril para "rendir cuentas" de los compromisos cumplidos y de las tareas pendientes.

En ese afán por explicar lo hecho y lo pendiente, los socialistas tienen previsto reunirse con todas las asociaciones y plataforma con las que conversaron antes de las elecciones, y cuyos contactos fueron esenciales para recoger propuestas en el programa electoral con el que ganaron las elecciones.

Antes de todo eso, el próximo sábado, el propio Rodríguez Zapatero hará balance de ese primer año desde su victoria electoral ante el Comité Federal del PSOE, máximo órgano de dirección entre congresos.

De momento, el criterio de la Ejecutiva Federal es que el Gobierno ha dado muestras de "mantener el rumbo trazado", algo de lo que Blanco puso tres ejemplos concretos: el impulso a la productividad de la economía, las medidas para reforzar la igualdad entre sexos y el inicio del proceso de reforma de la Constitución.

Son ejemplos, dijo Blanco, de los tres ejes de propuestas con los que el PSOE concurrió a las elecciones: impulso de la economía basada en la productividad, políticas sociales centradas en la igualdad de derechos y perfeccionamiento del marco constitucional.

Frente a todo ello, el principal partido de la oposición, el PP, ha dado muestras de "no encontrar su camino y de no aceptar el papel que le atribuyeron los ciudadanos en las urnas".

"Si el PP desde el Gobierno hacía oposición de la oposición, ahora que está en la oposición, pretende suplantar al Gobierno y dictarle lo que tiene que hacer", denunció Blanco, que puso también tres ejemplos concretos de esa actitud.

Citó, en primer lugar, la moción de censura presentada contra el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, y que pretende sólo "sacar provecho partidista" y "atizar el fuego" de la tensión política.

En segundo lugar, la querella presentada contra el fiscal general del Estado por iniciar una investigación a raíz de la denuncia de irregularidades urbanísticas en el municipio madrileño de Majadahonda y que es, dijo Blanco, "jurídicamente insostenible, políticamente inexplicable e institucionalmente irresponsable", todo un "intento de intimidación" ante las investigaciones de este tipo.

Finalmente, se refirió a la negativa del PP a participar en la comisión bilateral que acordaron crear el presidente del Gobierno y el líder del PP en su entrevista del pasado 14 de enero.

Blanco denunció la sucesión de "excusas" esgrimidas por el PP, que comenzaron con un problema de nombres, siguieron con el rechazo a los contenidos propuestos y terminaron con lo que el PSOE considera una exigencia de retirada del programa electoral de los socialistas vascos.

La conclusión de Blanco es que Mariano Rajoy "escapó por un día, el 14 de enero, del marcaje radical del PP que le rodea, pero ahora se ve obligado a volver sobre sus propios pasos" y expone por ello una cadena de excusas.

Los socialistas, reiteró Blanco, siguen "esperando al PP" para poder dialogar y llegar a acuerdos en las reformas institucionales pendientes, y están para ello dispuestos a no poder condiciones previas, aunque tampoco las aceptan de los populares.