Redondo Terreros, que es uno de los dirigentes del PSOE que está en posiciones integradoras, se muestra partidario de ejecutivas que tengan esta característica.

-¿Por qué no le gusta la idea, que otros defienden, de que Felipe González y Alfonso Guerra resuelvan solos en na reunión los problemas del partido?

-La solución tiene que ser colectiva. Yo temo que algunos, cuando dicen eso, lo que tienen es interés en no comprometer su posición. Me parece bien que González y Guerra se reúnan, pero yo quiero contribuir, desde mi pequeña responsabilidad como secretario general de los socialistas vizcaínos, a solucionar los problemas, las tensiones que pueda haber habido en el PSOE y decir lo que pienso sobre esos problemas y sobre la solución que se les pueda dar. Los socialisas vizcaínos no queremos que se nos retire nuestra propia responsabilidad, aunque nunca es malo que se reúna la gente.

-¿La defensa que hace de los conceptos de pluralidad y disciplina dentro del PSOE, significa que estos aspectos han fallado en los últimos años?

-Yo creo que hemos hecho entre todos un modelo de partido tendente a la unanimidad, en el que la pluralidad y la diferencia se veía como algo negativo, peligroso o perjudicial. En el futuro, es necesario remarcar una cultura de la pluraldad en el partido, primero, porque es evidente que el Partido Socialista es plural y, segundo, porque la pluralidad o la diferencia no es negativa para un partido político.

Pero también es necesaria la disciplina. Es necesario marcar el campo de juego muy claramente y saber cuáles son sus límites, para que todo el mundo sepa en qué ámbito se juega.

-¿Cómo se traslada el nuevo modelo a la composición de la Comisión Ejecutiva?

-Creo que son necesarias ejecutivas o direcciones de integración, d renovación y de continuidad, pero también ejecutivas fuertes que impongan democráticamente el criterio mayoritario y definan las líneas estratégicas a seguir y que éstas se sigan. Me parece que son compatibles los dos criterios. Es más, yo creo que en esta situación podríamos terminar pensando que lo mejor es una especie de partido militarizado, y creo que no, que lo mejor es un partido democrático y con disciplina. Esas son las dos características que debiéramos resaltar en el 33 Congreso.

-¿Cómo eniende la renovación en el funcionamiento de la Ejecutiva? ¿Ha habido sectarismo por parte del aparato?

-Yo creo que fundamentalmente, con la aquiescencia de la inmensa mayoría del partido, lo que hemos hecho es un partido de cemento, de unanimidades. Pero lo hemos hecho todos, no se puede achacar esa responsabilidad a una Ejecutiva o a unas personas dentro de la Comisión Ejecutiva. Aquí hasta hace bien poco ese era el tono predominante.

Sucede que han llegado momentos de cambio, de transformación de renovación, en sentido profundo y digno del concepto -no el de la batalla política-. En este sentido, venimos diciendo desde hace mucho tiempo los socialistas vizcaínos que es posible tener un partido plural, disciplinado, con una Ejecutiva que dirija el partido, sin esa característica que menciona pero con capacidad para establecer disciplina, que es imprescindible, y se puede hacer en el próximo congreso.

-¿A qué aspectos se refiere cuando habla de que el partido debe mantener los perfiles ideolgicos de izquierdas?

-Creo que lo peor que les puede suceder a los partidos políticos, como cauces de expresión, es que los ciudadanos piensen que todos somos igual. Los partidos somos parte de un todo, representamos algo determinado, tenemos que tener perfiles ideológicos y políticos que permitan a los ciudadanos saber las diferencias entre unos y otros. Esa es mi posición.

Otros piensan que cuanto más se difumine el perfil ideológico de un partido, mejor. Es un poco trasladar esta reflexión al uro marketing, ofrecer los partidos políticos como si fueran un producto más en el mercado y, por lo tanto, cuantos más lo compren mejor. Yo estoy en contra de esta posición y creo que la que defiendo es armonizable con la vocación de mayoría. El PSOE tenía en el 82 perfiles de izquierda muy claros y tenía vocación de mayoría, y en estas últimas elecciones generales también hemos dejado claro cuál era nuestra posición ideológica y obtuvimos un resultado espléndido después de diez años.

Hay partidos qu representan, con legitimidad, unos intereses sociales y otros que representamos otros. Distinto es que a los partidos como el nuestro, cuando están en el Gobierno, se les provoca una contradicción, que a mí me parece positiva y sana, entre la necesidad de gobernar para todos y los intereses de partido. Esa es una contradicción que habitualmente sólo tienen los partidos de izquierda. Los partidos de derecha no la tienen tan evidente, porque son partidos que tienden a desaparecer después de haber ganado una elecciones.