El gesto de Lissavetzky, adoptado por los malos resultados electorales del PSOE en los comicios generales del domingo, fue "valorado positivamente" por la mayoría de los miembros de la ejecutiva regional, que sin embargo no aceptaron la posibilidad de que dimitiera porque "abriría otra crisis dentro de la crisis".

Si se hubese aceptado la dimisión de Lissavetzky, se hubiera tenido que nombrar una comisión gestora que tendría que convocar un congreso extraordinario. "Entonces, serían dos los congresos a celebrar, ya que en mayo hay que celebrar uno para designar a los delegados al congreso federal", explicaron las mencionadas fuentes.

Los interlocutores consultados por esta agencia señalaron que en la reunión de ayer se abordó el análisis de los resultados electorales del 12 de marzo y que Lissavetzky confesó que fueron na "derrota sin paliativos".

El propio Lissavtezky reconoció a Servimedia que ayer puso su cargo a disposición de la dirección socialista porque "era lo que correspondía ante lo sucedido".

La ejecutiva regional de la FSM abordó también el futuro del grupo parlamentario de la Asamblea de Madrid, tras el abandono de la portavocía por parte de Lissavetzky al salir elegido diputado nacional. Finalmente, se decidió dejar este asunto para dentro de unas semanas.