El cruce de declaraciones entre el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE continuó hoy con Javier Arenas y Jesús Caldera. "No queremos hablar de corrupción. Queremos que todos los ciudadanos sean iguale ante la ley y, especialmente, un miembro del Gobierno", dijo el portavoz socialista en rueda de prensa.

Tras las advertencias de Aznar y de Arenas, Caldera recordó que el PP concurrió a las últimas elecciones generales con un "compromiso ético" para que los ciudadanos no percibieran a los políticos como ciudadanos privilegiados frente a los demás. "Apliquénselo, por favor, al señor Piqué", pidió.

Ese código ético, explicó, propugnaba que todos los cargos públicos del PP pondrían su cargo a dispoición del partido "si de la apertura de cualquier procedimiento jurisdiccional se derivaran indicios racionales de comisión de un delito", y eso, subrayó, es lo que ha ocurrido con Piqué y el "caso Ercros".

Además, prosiguió, la dirección del PP prometió abrir una comisión de investigación interna sobre cualquiera de estos casos y a hacer públicas las conclusiones y sanciones que pudieran derivarse.

Caldera advirtió a los dirigentes del PP que los ciudadanos les recriminarían la apertura de este ebate y se mostró convencido de que no lograrán lo que pretenden que, a su juicio, es "desviar la atención de los verdaderos problemas del país" ante el Debate de la próxima semana.

VOLVER A LA CRISPACION

"Me preocupa que una vez más el partido del Gobierno vuelva a la crispación, a la oposición a la oposición", dijo el portavoz socialista, para quien el modo de gobernar del PP "desgasta" las instituciones y su prestigio.

El PSOE, insistió Caldera, "no aceptará ni una sola amenaza del PP, ni un sóla lección de quienes nos gobiernan. Lo que pedimos es que todos los ciudadanos seamos iguales ante la ley".

Frente a la acusación de Arenas de hacer "oposición de pancarta", Caldera respondió que los socialistas "escriben el texto de la misma", mientras que el PP se limita "a llevar los palos, porque no tiene alternativas".

En este punto, negó que proponer alternativas a asuntos como la pesca, la agricultura o la política internacional suponga romper el consenso en un asunto de Estado. Es el obierno, aseguró, el que "con su torpeza" está arriesgando los intereses de España y de Europa.

En relación a la reciente visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, Caldera reiteró su opinión de que España ha pasado de ser un aliado a ejercer de "subordinado", y se mostró convencido de que la actitud del Gobierno español no contribuye a consolidar las políticas comunes de la Unión Europea.

El portavoz socialista respondió también a las críticas de Arenas al respaldo mostrado por Rodíguez Zapatero hacia la política del presidente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Pasqual Maragall, que, desde su punto de vista, podrían vulnerar la Constitución. Con esta crítica, concluyó Caldera, Arenas "peca de ignorancia o de mala fé".