Los psiquiatras señalaron que el acusado posee una inteligencia muy superior a la normal, aunque con una personalidad socialmente inadaptada, y se mostraron convencidos de que el crimen no puede atribuirse a un rapto de demencia.

"Es un hecho anormal cometido por una personalidad anormal, pero no estamos en presencia de un delito de un loco", señaló uno de los peritos llamados a declarar.

Los psiquiatras describieron al acusado coo una persona que racionaliza perfectamente, dotado de una gran ambición, egocentrista, narcisista e incapaz de reconocer sus defectos, que proyecta a quienes le rodean.

Según los expertos, fue educado en el seno de una familia de mentalidad estricta, dominado por su madre, y tiene una inclinación reprimida hacia la homosexualidad, que niega violentamente cuando alguién se la insinúa.

Los psiquiatras señalaron que "el descuartizador de Cádiz" padece trastornos psicopáticos, pero que éstos no altean su capacidad de discernimiento moral, de tal manera que su propia conciencia dispone de un mecanismo de bloqueo mental para no pensar en lo que le disgusta.

Sin embargo, los padres le consideran un buen muchacho, despierto y curioso, buen estudiante y bien relacionado con sus compañeros y amigos, según indicaron a los psiquiatras.

35 PUÑALADAS

Por otra parte, los médicos forentes gaditanos Ricardo Rodríguez y Mercedes González explicaron al tribunal la forma en que se produjo la muerte de Jaier Suárez, quien fue atacado por la espalda y recibió cinco puñaladas en el corazón y más de 30 en otras partes del cuerpo.

Después de su muerte, le cortaron el cuello y descuartizaron su cuerpo por las articulaciones. Según los forentes, el descuartizamiento fue realizado de forma bastante profesional.

Finalmente, el policía Angel Giménez dijo que el acusado realizó su primera declaración sin asistencia letrada. Esta declaración contradice la realizada anteriormente por el jefe de la Brigada, Cemente Moreno, quien afirmó que el interrogatorio se efectuó en presencia de la abogada del acusado.