Una de las partes de la investigación que más trabajo ha requerido ha sido determinar la talla de casco. El objetivo es que el producto pueda ser utilizado por los bomberos europeos hasta el año 2020, pero la talla media de los europeos para este tipo de accesorios evoluciona al tiempo que su altura media. Para ponerse al día, los investigadores han medido las dimensiones de las cabezas de 20.000 personas y elaborado los cascos según los resultados.

El casco está conectado a un sistema de comunicación electrónica que permite controlar, desde un ordenador, si su usuario se encuentra seguro. Las prebas con el prototipo ya han terminado y en unas semanas comenzará a producirse en serie.

La Comisión Europea ha acogido con satisfacción el resultado del proyecto y ha insistido en la necesidad de apoyar este tipo de iniciativas. "Tenemos aquí un nuevo ejemplo de los efectos directos que la investigación tiene sobre el trabajo cotidiano de aquellos que se exponen al peligro para salvar vidas humanas y bienes", afirmó Philipe Busquin, comisario europeo de Investigación.

Los trabajos han sido desarollados por la empresa francesa CFG Gallet, en colaboración con la multinacional PME, que tiene bases en Alemania, Holanda y Reino Unido, y con el instituto holandés de investigación TNE. Además, la iniciativa ha tenido lugar dentro del Programa Comunitario para la Investigación Cooperativa.