Vitse hizo estas declaraciones en el transcurso de la segunda jornada del Coloquio Internacional sobre Teatro Clásico que se celebra en la Universidad de Navarra.

Para el hispanista, profesorde la Universidad de Toulouse, los conceptos estéticos y escénicos del teatro español clásico son "muy modernos" porque contemplan "un concepto del tiempo y del espacio extremadamente flexible que ha sido redescubierto por los directores de escena a partir de las experiencias francesas de Dullin y Artaud, cuando se comienza a escapar del teatro naturalista".

Estima asimismo que la modernidad del teatro español del Siglo de Oro permite que hoy en día sus obras puedan ser representadas "sin cambiar ni ua palabra" y llegue al público actual, como lo demuestra el éxito que está logrando en Francia.

El profesor señaló que, desde hace cinco años, existen en París "grandes directores españoles" que representan obras clásicas, como "La Celestina", "El caballero de Olmedo" o "La vida es sueño", presencia teatral que resulta "particularmente importante e interesante".

Para el presidente de la AISO este hecho se debe a que los políticos franceses se han percatado de que en España hay directores de escen "muy importantes", entre ellos varios de los que trabajan en la actualidad en los teatros de París.

El fenómeno se extiende también a otras localidades francesas entre las que destaca Estrasburgo, donde dramaturgos como Villegier escenifican por primera vez "y con éxito total" adaptaciones de obras de Calderón de la Barca por autores franceses del siglo XVII.

Lo que el profesor Vitse califica como "intensa actividad alrededor del teatro español" alcanza también a autores modernos como Valle-Incln o Lorca.

Respecto a la situación del Hispanismo, el presidente de la AISO, que dentro de unos meses celebrará su tercer congreso en Toulouse, manifestó que, en general, "ha aumentado el número de estudiosos de estos temas".

Sin embargo, opinó que el esfuerzo que se realiza en España para potenciarlo es "enorme pero desproporcionado" y estimó que las grandes sumas de dinero invertidas en el 92 "dejan el porvenir sin posibilidades" por lo que vaticinó "un retroceso general que afectará también a o cultural, ya que lo cultural supone una base financiera".