Además, de acuerdo con la Guía de Seguridad número 7.7 del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), "dicho agua sólo podría consumirse durante un plazo inferior a un año y, en general, no superior a seis meses", según un informe remitido por Ramón Llamas, catedrático de Hidrogeología de la Complutense, al presidente del CSN el pasado 21 de mayo.

Mediante un documento al que ha tenido acceso Servimedia, el rofesor Llamas pide a la máxima autoridad nuclear que coloque "cuanto antes" carteles de "Agua no potable" en todos los pozos de la zona contaminada por las escombreras de la clausurada Fábrica de Uranio de Andújar (FUA).

Llamas, que es miembro de la Real Academia de Ciencias, también solicita que se facilite a la Universidad Complutense y a la Real Academia de Ciencias los informes sobre la FUA de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) de 1987 (y de 1988 si existen), así como los informs del equipo de expertos dirigido por la Universidad Autónoma de Madrid.

Asímismo, invita al presidente del CSN a que nombre una comision de tres o cuatro expertos de reconocido prestigio internacional e independencia, que dictaminen sobre la oportunidad de trasladar o no los "diques de estériles" procedentes de las rocas uraníferas tratadas en la FUA desde 1959 a 1981, fecha en la que fueron cerradas las instalaciones.

Estas escombreras reúnen 1,2 millones de toneladas de residuos sobre una supeficie de 100.000 metros cuadrados y forman una pirámide truncada, según el documento enviado por Llamas al CSN.

"La FUA parece contener una radiactividad", señala el informe del catedrático de Hidrogeología, "bastante mayor que la del mayor de los emplazamientos del programa americano Uranium Mill Tailings Remediation Action (Umtra), que es el de New Rifle en Colorado (2.130 Ci)".

Además, como la localización de la fábrica jienense fue decidida en 1959, no se tuvo en cuenta el peligro que represetaba su proximidad a un río muy importante, el Guadalquivir, el encontrarse sobre un acuífero aluvial y en una zona de elevada sismicidad.

También destaca el profesor Llamas que sólo hay datos oficiales sobre el uranio de las escombreras de la FUA, sin que se conozca el grado de presencia de otros componentes radiactivos o no cuya contaminación "puede ser más importante que la asignada por el uranio".

"Es bien conocido", afirma el catedrático de la Complutense, "que las aguas contaminadas procedetes de las escombreras de uranio suelen tener también elementos tóxicos no radiactivos como molibdeno, arsénico, selenio y vanadio".