El profesor José Manuel Rodríguez, que permaneció 14 meses de baja laboral y quedó cojo como consecuencia de la paliza, tuvo que investigar por su cuenta y denunciar al ahora procesado, José Ignacio V.R., porque la policía que le atendió tras la agresión no realizó ningún parte del incidente.

El fiscal y la acusación particular han pedido una pena de seis años para el acusado y una multa de un millón de pesetas.Además le consideran culpable de un delito de lesiones con el agravante de reincidencia.

Según declaró hoy ante la Audiencia valenciana, Rodríguez fue agredido cuando intentó intervenir en una pelea entre el 'cabeza rapada' y otro joven. El acusado la emprendió a golpes contra él y estuvo entre cinco y diez minutos golpeándole en todo el cuerpo sin parar, usando principalmente unas botas con la punta reforzada, siempre según la versión del profesor.

Rodríguez explicó que los hechos ocurrieron frete a una céntrica cafetería que en esos momentos estaba repleta de gente, pero que nadie le ayudó, excepto una mujer que ha accedido a declarar como testigo y ha confirmado su versión. A su entender, "el miedo que siente la sociedad ante los radicales" es la causa que le ha impedido encontrar más testigos para declarar a su favor.

Además, aseguró que entre los clientes del bar había un policía vestido de paisano que tampoco le ayudó y que después del altercado fue atendido por una ambulancia y unos poicías locales que no realizaron ningún parte del incidente.

Por ello, tuvo que denunciar poco después personalmente los hechos, pero la policía, al no existir parte del suceso, lo confundió con otra pelea callejera en la que había participado el mismo 'cabeza rapada'.

Tras investigar por su cuenta, el profesor y su testigo descubrieron al presunto agresor en una foto de la prensa, en la que aparecía postrado en una camilla herido tras una pelea y, finalmente, logró sentarle en el banquillo de la udiencia valenciana como inculpado.

José Ignacio V.P. se presentó hoy en el juzgado vestido de traje de chaqueta y aseguró que nunca ha sido 'skin head'. Declaró además que, cuando ocurrieron los hechos estaba en su casa con su novia, quien ratificó la versión.

El acusado vive en la actualidad en Toledo y está a la espera de ingresar como profesional en el Ejército.