El obispo de Bilbao, dentro del VII Congreso "Católicos y vida pública", celebrado en la Universidad San Pablo-CEU, expuso que las relaciones entre la Iglesia y el Estado han de basarse en la libertad e independencia de la Iglesia, la autonomía y laicidad del Estado, la colaboración entre ambos y la consideración de la persona como "inicio, centro y fin del orden social".

Esta laicidad del Estado, en su opinión, no debería implicar que los cristianos tengan que hacer de la fe un asunto privado. Por el contrario, habló de la implicación social de la Iglesia católica y remarcó la diferencia entre "laicidad" y "laicismo", entre "secularidad" y "secularismo".

Blázquez explicó que, tal y como se acordó en el Concilio Vaticano II, las personas y comunidades tienen "derecho a la libertad social y civil en materia religiosa", y que este derecho civil ha de estar reconocido en el ordenamiento jurídico. Sin embargo, la libertad "tiene que ser cultivada", una tarea en la que destacó la labor del educador.

El presidente de la CEE incidió en la importancia de no confundir la "tolerancia" con la "indiferencia" en relación a "la búsqueda de la verdad". "No se puede caer en la dictadura del relativismo, ya que la libertad no puede ser absoluta, sino que está vinculada a otras realidades humanas fundamentales como la verdad, el bien, el amor, la solidaridad, la convivencia, la unidad, el respeto y la justicia", añadió.

Por ello incidió en la necesidad de ser guiado por alguien sabio y responsable, pues "una persona puede iniciar libremente un camino que le convertiría en víctima y esclavo".