El presidente anunció también que el próximo martes no variarán los precios de venta al público de las gasolinas y que bajarán "unos céntimos" los de los gasóleos.

A pesar de la escasa repercusión que según Díaz Fernández tendrá la huelga, recomendó a los automovilistas que lenen sus depósitos entre hoy y mañana para evitar colas en los surtidores, ya que los servicios mínimos previstos por Campsa para las jornadas de huelga garantizarán el abastecimiento en un 15 por ciento de las 3.700 estaciones de toda España.

El suministro de los vuelos aéreos peninsulares y del cien por cien de los vuelos a las Islas Canarias y de los internacionales también quedará cubierto.

Díaz Fernández subrayó que si no actúan los piquetes, el servicio de Campsa podrá ser atendido con noralidad, ya que la carga y descarga de los camiones cisterna en las instalaciones de la empresa está prácticamente automatizada.

Según dijo, no comprende los motivos del paro porque la oferta salarial de la empresa es razonable: subida del 6,5 por ciento, cláusula de revisión al 5 por ciento y medio punto más de incremento retributivo por productividad.

Insistió asimismo que la empresa cumplirá el Plan Estratégico de 1986, sin obligar a nadie a perder el empleo en la compañía. Dicho plan, que prevía una reducción de plantilla de 8.500 a 4.600 trabajadores para el 31 de diciembre de 1992, se ha cumplido casi en su totalidad, mediante bajas voluntarias, ya que la plantilla actual es de 4.800 empleados.

Díaz Fernández, que se comprometió a recolocar a los 200 trabajadores restantes en el Grupo Repsol, subrayó que, pese al recorte de plantilla, la actividad de la empresa creció un 40 por ciento y su productividad un 250 por ciento.