En cambio, la producción española ha sido muy buena, aunque no muy abundante, porque después de la caída de precios de la campaña de 2005, cuando se pagaba el kilo a 7 y 8 céntimos, por debajo de los costes de producción, muchos agricultores no sembraron este año y muchos de los que lo hicieron fue bajo contrato, a un precio de venta de entre 12 y 20 céntimos el kilo, según la variedad.

Por lo tanto, no sólo han descendido las tradicionales importaciones de patata del centro de Europa, sino que mucha patata española se está exportando, lo que ha subido los precios en origen hasta los 40 y 45 céntimos el kilo, según señaló hoy a Servimedia el presidente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Lorenzo Ramos.

"Todas esas circunstancias han hecho que este año para los productores incluso haya sido un buen año", apuntó Ramos, quien añadió que los agricultores que han resistido sin vender ahora la están cobrando mejor que el pasado verano, cuando los precios rondaban los 30-35 céntimos.

Por su parte, el presidente de Asaja de La Rioja, José Ángel Alegría, señaló hoy a Servimedia que el precio ha subido este año "porque ni en Francia ni en Holanda ha habido suficientes".

Alegría se quejó de que, en los últimos años, los precios de la patata para el agricultor han estado por los suelos "porque los supermercados dominan el comercio y traen patatas de fuera". Asimismo, advirtió que, "cuando vengan las de Polonia, Polonia produce patatas para toda Europa".

El presidente de Asaja de La Rioja dijo que los grandes almacenistas y centrales de compra de la gran distribución "nos van a despachar a todos de España porque no hay control".

"No hay derecho a que un agricultor esté todo el año cuidando su cultivo y que después vea que sus patatas que han salido ayer de su almacén a 20 ó 30 pesetas se venden mañana en el supermercado a 140 ó 160 pesetas, como diciendo que te hacen un favor", denunció Alegría.