El Ayuntamiento de Colmenar y la hermandad han tenido que unir sus esfuerzos para conseguir financiación popular, debido a la precaria situación económica por la que atraviesan las arcas municipales.

La mayoría de los empresarios que se han sumado a este proyecto pertenecen al sector de la construcción y aportarán los materiales para el nuevo acceso a la ermita. El Ayuntamiento contribuirá con la mano de bra, los camiones de riego y la parte técnica. Además se ha abierto una cuenta bancaria para que los colmenareños ingresen sus donativos.

El nuevo camino discurrirá paralelo a la carretera por cañadas y terrenos de titularidad pública. Los cuatro kilómetros que separan el casco urbano de la ermita se convertirán en un paseo arbolado, con bancos y zonas de descanso, suelo uniforme de gravilla y escorrentillas para las aguas de lluvia.

Las obras, cuyo coste no ha sido calculado por ser de financiacón conjunta, comenzaron la pasada semana y estarán terminadas a finales de este mes.

Este paseo es utilizado por unas 40.000 personas al año, entre devotos, visitantes, excursiones culturales y vecinos de Colmenar, que eligen estos parajes para pasear por su gran belleza natural.