El portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, acudió a la ronda abierta por Marín para conocer la postura de los diferentes grupos ante la posibilidad de restaurar ese uso de lenguas cooficiales.

Varios grupos solicitaron a Marín que recuperara el criterio que él mismo había fijado al comienzo de la legislatura y que después retiró al entender que se abusaba de la posibilidad abierta para buscar otras pretensiones.

Marín siempre recalcó que esa decisión sería provisional mientras la reforma del Reglamento del Congreso recoge una fórmula definitiva, y dejó la última palabra en manos de los grupos parlamentarios.

Según explicó Zaplana en rueda de prensa, en la reunión expresó a Marín el rechazo de plano de su grupo al uso de cualquier lengua distinta del castellano en el Congreso de los Diputados.

En su opinión, oponerse a ese uso es "de sentido común", ya que la Constitución señala el castellano como única lengua común para todo el territorio español, y las cooficiales lo son en unas determinadas comunidades autónomas.

Recordó que el PP siempre se opuso a esa utilización y celebró que Marín "reconociera su error", por lo que rechazan ahora la recuperación de ese criterio inicial.

Zaplana llegó a alertar de que la utilización de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados sería "un sinsentido" y provocaría, incluso, "el ridículo" al precisar traductores cuando existe una lengua común.

Todo se debe, en su opinión, a que el PSOE se encuentra "prisionero" de las pretensiones de los grupos parlamentarios que respaldan al Gobierno.

Muestra de ello es, dijo Zaplana, la afirmación de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de que la derogación del Plan Hidrológico Nacional era una "imposición", unas declaraciones que el PP considera "vejatorias" para el Gobierno.

Pese a ese rechazo, Zaplana aseguró que su acuerdo con el PSOE para reformar el Reglamento está prácticamente cerrado. No es el que el PP hubiera deseado, "pero sabemos cuál es nuestra posición", dijo.