Esa cúpula costó veinte millones de euros, de los cuales cinco proceden de los Presupuestos Generales del Estado y 500.000 de los fondos de ayuda al desarrollo.

Gonzalo Robles, portavoz del PP en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo e impulsor de esta proposición, juzgó "irregular, inmoral e ilegal" esa financiación.

Robles se preguntó si financiar esa cúpula es luchar contra la pobreza y denunció las "cortinas de humo" con las que el Gobierno ha tratado de replicar a las críticas.

Subrayó, además, que la fundación privada a través de la cual se ha promovido esa cúpula no puede recibir fondos de ayuda al desarrollo y se mostró convencido de que con esa vía sólo se buscaba evitar que la financiación esté sujeta a la ley de contratos del Estado.

La responsable socialista de Relaciones Internacionales y Cooperación, Elena Valenciano, aseguró que esa petición es "uno de los mejores ejemplos de la errática oposición" que practica el PP porque pocos momentos se recuerdan "de mayor éxito" en la política exterior española.

Valenciano aseguró que el Gobierno mantiene su compromiso de llegar al 0,7% del PIB destinado a ayuda al desarrollo, y aseguró que ninguno de los euros con los que se ha financiado la cúpula se ha retirado de vacunas, educación o cualquier otro ámbito de la cooperación.

Por todo ello, emplazó al PP a abandonar su oposición "demagógica y avinagrada" y su petición de reprobación, y sustituirla por una felicitación a Moratinos por los últimos éxitos logrados por la diplomacia española.

En nombre de CiU, Jordi Xuclà reconoció que esa financiación se podía haber gestionado "mucho mejor" e incluso llegará el día en que se pueda discutir "el origen y el destino" de los quince millones de euros que no forman parte de los Presupuestos Generales del Estado.

Ese dinero, subrayó, procede de contribuciones privadas, pero también de comunidades autónomas que han dirigido fondos a esa cúpula de forma voluntaria pero "bajo fuerte estímulo" del Gobierno central.

Aitor Esteban, del PNV, juzgó "excesiva" la petición de reprobación, teniendo en cuenta que en la etapa de Moratinos se ha hecho "un esfuerzo" en la aportación española a la cooperación. No obstante, cuestionó, como también hizo después Llamazares, el uso de los créditos FAD.

El portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, se situó en "una zona templada" entre la posición del PSOE y la "exageración" del PP.

Pese a considerar que el Gobierno ha cometido "un error político, e incluso estético" por financiar la cúpula de ese modo, aprovechó para cuestionar el uso de los créditos FAD y de las fundaciones, ambos defendidos, recordó, por el PP cuando estaba en el Gobierno.