La actitud del PP estuvo motivada por la negativa del equipo de gobiern del PSOE a incluir sus propuestas en el orden del día, ya que se habían presentado "fuera de tiempo", según dijo el portavoz socialista, Carlos Muñoz.

Al tener conocimiento de esta exclusión y una vez iniciado el pleno, el PP propuso que el secretario del Ayuntamiento leyera el acta de la sesión celebrada el 16 de marzo de 1992, compuesta por 200 páginas y cuya aprobación figuraba en el primer punto del orden del día.

La petición sorprendió al resto de los grupos, PSOE e Izquierda Unida, puesto ue es habitual que la aprobación sea un mero trámite sin necesidad de lectura.

En vista de los acontecimientos, el alcalde, José Pina, y el resto de concejales socialistas decidieron ausentarse del salón de plenos. Poco después, los concejales del PP también dejaron sus asientos y se concentraron, como el resto de los ediles, en el bar de la casa consistorial.

Transcurridas dos horas, los concejales conservadores propusieron que el secretario dejase de leer, pero entonces el Grupo Socialista se ouso porque había que acabar "tal como lo habían exigido el PP".

Cuando al secretario le quedaba una hoja por leer, después de cinco horas, todos los concejales retornaron a sus asientos y una vez concluido el ceremonial el alcalde suspendió el pleno hasta el próximo lunes.

Acabada la sesión, el grupo de Izquierda Unida difundió una nota de prensa en la que critica la "nulidad e infantilismo" del PP por este hecho, que nunca había ocurrido.