POLLOS. LOS ESPAÑOLES EN BELGICA HACEN ACOPIO DE PRODUCTOS DE LA TIERRA ANTE LA AMENAZA DE LAS DIOXINAS
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La crisis alimentaria detectada en Bélgica por los pollos y "coca-colas" contaminadas se ha dejado sentir también entre el colectivo de 55.000 españoles que residen en el país, entre ellos la "aristocracia" profesional integrada por los eurofuncionarios destinados en Bruselas.
Los temores que han levantado numerosos productos belgas han empujdo al consumidor español en Bélgica a optar por alimentos de su tierra, especialmente los pescados, el jamón y los quesos importados.
Aunque los consumidores españoles en Bélgica admiten que todo parece volver a la normalidad tras el escándalo de la contaminación de dioxinas, son muchos los que no se atreven todavía a comprar pollos ni huevos.
El español, tanto el inmigrante residente desde hace décadas como el funcionario comunitario que llegó más tarde, ha vivido toda esta crisis entre temerosoe indignado por la negligencia de las autoridades belgas.
La afluencia de consumidores a establecimientos de alimentación españoles en Bruselas no se hizo esperar desde que se destapó el escándalo. Los sábados y los días laborales por la tarde, el economato "Marisol", cercano al centro de Bruselas, registra una clientela que duplica la habitual. El jamón y el queso manchego importado de España desaparecen rápidamente del almacén, al igual que los huevos y las marcas españolas de madalenas y galletas. El incremento de ventas ha sido aún más acusado en pescaderías españolas. Entre ellas, el establecimiento "La Gamba", cuyo patrón ha reconocido que hasta hace pocos días no ha podido volver a trabajar con normalidad.
Durante la primera semana de crisis, "La Gamba" no daba abasto. El "stock" de productos del mar, muchos llegados de las costas del Cantábrico, se terminó y hubo que hacer pedidos extras para atender a los clientes, también de muy variadas nacionalidades.
GALLETAS Y MAGDALENAS
Epresas belgas dedicadas a la importaciones de productos españoles, como "Cabaña Import/Export", han aumentado con creces sus ventas de charcutería, galletas y magdalenas, según declararon sus responsables a esta agencia.
Cuando parece que todo empieza a volver a la normalidad, muchos españoles siguen sin fiarse de las leches belgas y continúan consumiendo leches etiquetadas como "biológicas" o alternativas como la de soja, aunque el precio llegue a triplicar al de la leche belga de vaca.
En círcuos comunitarios, los funcionarios españoles han reaccionado de muy diversas maneras, a pesar de que entre ellos siempre ha reinado el sentimiento de estar insuficientemente informados por parte de las autoridades belgas.
La funcionaria de la Dirección General de Política de los Consumidores María Martínez Ezquerra ha transmitido a esta agencia la indignación y las dudas observadas en su entorno de trabajo con respecto a lo que se debía y lo que no se debía consumir.
Otros eurofuncionarios, como Esebio Murillo Matilla, de la Dirección General de Medio Ambiente y Protección Civil de la Comisión, se han tomado el escándalo con más calma, aunque reconoce que en los comedores y restaurantes de ls instituciones europeas ha habido un drástico cambio de menús, incluyendo alternativas como la carne de avestruz.
Asimismo, un eurofuncionario relató a esta agencia que, cuando estalló el escándalo de los pollos, acudió a una carnicería argentina en Bruselas y compró veinte kilos de carne, que posteriormene congeló a fin de tener reservas, por lo que pudiera pasar.
(SERVIMEDIA)
18 Jun 1999
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