"Finalmente se ha hecho justicia", dijo García, quien afirmó que no tiene ningún inconveniente en reincorporarse a la plaza que dejó en el Ayuntamiento de Lérida.

Pere García fue expulsado del cuerpo de la Guardia Urbana en julio de 1988, tras haber mantenido relaciones sexuales con dos prostitutas en el interior de las dependencias municipales. Los hechos ocurrieron en la noche del 13 de junio de 1986 mientras el guardia estaba de servicio.

El Ayuntamiento le suspendió cautelarmente de epleo y sueldo el mismo mes de julio de 1986, pero tuvo que readmitirlo seis meses después, puesto que legalmente no se podía mantener esta situación. Posteriormente le expulsó del cuerpo por considerar que había abandonado el servicio.

Pere García llevó el caso a los tribunales y posteriormente el Ayuntamiento recurrió al Tribunal Superior de Justicia, que ha desestimado el recurso de apelación.

El Ayuntamiento deberá readmitir por tanto a Pere García y pagarle los meses que han pasado desde que inalizó la sanción impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. El guardia ha manifestado que durante los últimos cuatro años ha dedicado su tiempo a trabajar como agente de seguridad en empresas privadas.