Lo dos detenidos captaban a los menores de edad en barriadas obreras de Málaga, preferentemente en los establecimientos recreativos y jardines, invitando a los jóvenes a tomar algunas bebidas y golosinas en un piso que los presuntos corruptores tenían alquilado.

M.M.G y A.C.L, que en sus ambientes familiares habían pasado desapercibidas sus tendencias homosexuales, trataban de ganarse la confianza de los menores realizando actividades lúdicas, como juegos de naipes, hasta que en sucesivas visitas al pis alquilado les convencían para que aceptasen la relación.

Según un portavoz policial, los dos detenidos conseguían de los menores caricias, tocamientos, masturbaciones y felaciones, a cambio de dos ó tres mil pesetas. Una vez finalizada la relación homosexual, los jóvenes eran trasladados hasta las cercanías de sus casas por los presuntos corruptores.

La policía tuvo conocimiento de estos hechos, después de la presentación de una denuncia por robo, en el interior de una vivienda, sita en el mismoconjunto residencial donde los detenidos tenían la casa alquilada.

Las pistas aportadas por los vecinos, llevaron a los agentes a investigar la continua presencia de gente joven en el edificio, por lo que se cree que el robo denunciado fue cometido por uno de los menores que acudió a la cita de los detenidos.

En el momento del arresto, M.M.G y A.C.L. fueron encontrados junto a tres menores, uno de ellos de once años de edad, y los otros dos de trece. Como suele ser frecuente en este tipo de casos los niños pertenecen a familias humildes. El más pequeño de los tres se encuentra bajo la tutela de su abuela, por el fallecimiento de los padres.

El Grupo de Menores de la Policía continúa las investigaciones para determinar el número aproximado de niños que han sido sometidos a prácticas vejatorias.