El registro del chalet en el que residía la pareja, situado en Las Rozas, dio como resultado el hallazgo de 275 gramos de cocaína de gran pureza, 50 gramos de marihuana, 150 de hachís, 29 "porros" de esta sustancia y 3 dosis de LSD, así como 6.412.000 pesetas y 30.031 dólares

La investigación sobre el caso comenzó a finales del pasado mes de junio, a raíz de un incidente ocurrido en el Pozo del Tío Raimundo. Una llamada anónima alertó al 091 sobre una serie de disparos que habían sido escuchados en la barriada.

Según la policía, el enfrentamiento fue protagonizado por varios ciudadanos de origen turco. Uno de ellos llegó al barrio en un "Opel Corsa" y, nada más apearse, fue tiroteado por otros individuos de la misma nacionalidad que le estaban esperando en una furgonta.

Tanto los agresores como la víctima consiguieron escapar antes de que llegara la policía, aunque el agredido dejó abandonado el "Opel Corsa".

PUNTO DE PARTIDA

Este vehículo fue el punto de partida de la investigación, ya que figuraba a nombre de Encarnación Mayoral Asenjo y no tenía señales de que hubiera sido robado. Los funcionarios tomaron declaración a la titular del automóvil, que alegó que se lo habían robado y que ignoraba todo lo relativo al caso.

Los funcionarios continuaron ls investigaciones para localizar al ciudadano turco conductor del "Opel". Las pistas sobre el individuo llevaron a la policía hasta un chalet de Las Rozas, ubicado en la urbanización Molino de la Hoz.

El pasado miércoles, una comisión judicial se trasladó al chalet y comprobó que en su interior estaban Encarnación Mayoral y su esposo, además de localizar la citada cantidad de droga.

Aunque la residencia figura a nombre de una mujer, parece que ésta ultimaba la documentación para donarlo al abogad, por servicios prestados al marido de la titular, que está en prisión por un delito de tráfico de drogas.

Francisco Díaz reconoció que fue él quien prestó el "Opel" de su esposa al turco tiroteado en el Pozo del Tío Raimundo. En cuanto a la cocaína incautada, alegó que le fue entregada por un cliente por sus servicios como letrado.

El resto de la droga, siempre según su versión, la adquirió para el propio consumo, mientras que el dinero lo tenía para entregar a clientes presos.

La Sección d Estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial investigaba desde hace algunas fechas al letrado por su presunta implicación en redes de narcotráfico. Por este motivo, el abogado presentó días atrás una querella contra los funcionarios de uno de los grupos de dicha sección.