Los menores tenían edades comprendidas entre los 7 y los 18 años. Entre los casos más graves está el de un niño español de 12 años, que es quien ha dado la voz de alarma y cuya identidad no ha sido revelada, que se alojó en una localidad al sur de Inglaterra, con una familia en la que el padre había sido condenado y encarcelado previamente por delitos sexuales contra mensres.

También hay casos de palizas y negligencia, ya que algunas familias no alimentaban a los pequeños o los alojaban en condiciones infrahumanas, sin las más mínimas condiciones higiénicas o compartiendo cama con cuatro o cinco niños más. Una de las víctimas se vió obligada a dormir durante 12 meses en una bañera, todo ello para no gastar ni una sóla libra del dinero que ganaban esas familias con el intercambio.

Las fuerzas de seguridad de Gran Bretaña llevaban 15 meses investigando este caso, ue no está todavía cerrado. A raíz de esta operación se ha convocado una conferencia de expertos europeos, policía y trabajadores sociales, que se celebrará a finales de agosto, para estudiar como acabar on este tipo de abusos.