El documento peneuvista consta de un exposición incial y una declaración de cuatro puntos, salvo modificaciones de última hora. En las reflexiones del principio se afirma que "la persistencia de la estrategia de la violencia supone un obstáculo infranqueable para habilitar procesos de diálogo y negociación".

Tras recordar que desde la ruptura de la tregua por parte de ETA en septiembre de998 la situación política "vive un momento de crisis e incertidumbre", el texto recuerda que el Pacto de Lizarra se presentó a la sociedad como "una propuesta de solución a un conflicto de naturaleza política" y que dicha iniciativa "tuvo en su origen un acompañamiento de un alto el fuego unilateral, incondicional e indefinido por parte de ETA".

Según el documento, al que "Gara" dice haber tenido acceso, en el primer punto de su declaración se exige a ETA un alto el fuego con carácter permantente.

El segundo punto urge a los gobiernos español y francés a "habilitar procesos de diálogo político y a respetar las decisiones que libre y democráticamente puedan adoptar los ciudadanos vascos en orden a la conformación de su futuro". En este apartado se añade que "los derechos de los presos no pueden ser objeto de negociación".

El PNV pretende trasladar al "lehendakari" Juan José Ibarretexe; al presidente navarro, Miguel Sanz; al primer ministro francés, Lionel Jospin; y al presidente español, José Mría Aznar, la disposición de las organizaciones firmantes de la declaración a "participar en cuantas mesas o foros" puedan constituirse, según el tercer punto del documento.

El cuarto y último punto reafirma el compromiso de Lizarra en la búsqueda de los cauces de solución del conflicto, y apunta que "determinadas iniciativas que buscan la adhesión y el compromiso de la sociedad vasca necesitan de un escenario de alto el fuego permanente".