La decisión del TS de no admitir a trámite una querella contra el presidente del Gobierno español y dirigentes socialistas por reunirse con Batasuna, deja en evidencia la actitud del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco con respecto al lehendakari, asegura, y pone de manifiesto que, por un lado, existe un doble rasero para abordar las causas judiciales y que, por otro, ciertos órganos judiciales actúan más por impulsos políticos que judiciales o sociales.

Para Urkullu "la justicia y los jueces no deben caer en el riesgo o tentación de querer ser protagonistas de la actualidad política ni de los medios de comunicación ni erigirse en los únicos interpretes, a modo de centinelas, del ordenamiento jurídico. Esta actitud es la que desprestigia a los propios órganos judiciales, enturbia el panorama político, confunde a los ciudadanos y ciudadanas y dificulta la solución a los problemas y retos que tiene planteados la sociedad vasca".