El jurado de la edición de los premios de este año, dotado con 10 millones de pesetas, estaba formado por Juan Antonio Masoliver, Antoni Munne, Javier Tomeo, Enrique Badosa y el director literario de la editorial, Enrique Murillo, quien explicó que la decisión se dbe a la baja calidad de las obras que últimamente se presentaban al certamen y a la intención de la empresa de publicar una nueva edición con libros de calidad.

Murillo afirmó que únicamente una de las cinco novelas finalistas del Premio Internacional de Novela podía ser publicada, pero que, en general, ninguna de las finalistas merecía ser publicada. Según Murillo, "dar un premio literario sobrevalora muchísimo una novela, lo que la haría acreedora de un gran lanzamiento que no se correspondería con u calidad literaria".

Asimismo, afirmó que desde hace dos años, cuando entró a formar parte de la editorial, ya tenía pensado que este importante premio literario debía desaparecer, para que la editorial pudiera promocionar otros libros y "no hacer una promoción anual de las obras".

El director literario de la editorial afirmó que el hecho que el premio quede desierto no significa una caída en la calidad de las obras escritas en lengua castellana, sino que posiblemente se debe a que los autores cn obras de calidad ya negocian por su cuenta la publicación de las obras y no necesitan presentarse a ningún certamen literario.