El plan ha sido impulsado por el nuevo director del Memorial y el Museo situado en lo que fue uno de los principales campos de exterminio levantados por los nazis, en el que se calcula que murieron más de un millón y medio de personas, el 90 por ciento de ellas judíos de toda Europa.

La prensa de Israel se hace eco estos días de la controversia suscitada por esos planes, ya que los supervivientes alertan de que respaldarán todas las acciones encaminadas a preservar lo que queda del campo, pero respetando siempre "su autenticidad".

El nuevo director, el historiador de 34 años Piotr Cywinski, considera que lo que el campo muestra está "desfasado" y no es suficientemente atractivo para los visitantes.

Propone por ello "embellecer el lugar", y precisa que se incorporarían mensajes contra el antisemitismo, el racismo y el genocidio. Incluso, tras una reciente visita al memorial Yad Vashem de Jerusalem, sugirió la posibilidad de incluir historias personales de supervivientes y una sección específica sobre el antisemitismo en Europa antes del Holocausto.

Los supervivientes han participado en reuniones para detallar el plan, y han avisado de que no tolerarán que en Auschwitz suceda lo que ya ha ocurrido con otros campos, como el de Dachau, donde ahora hay un bonito jardín cuidado con esmero que en nada recuerda lo que sucedió allí.

En Auschwitz se desarrollaron meses atrás trabajos para preservar los restos de siete cámaras de gas y dos crematorios, cuyos restos revelan lo que eran antes de que los nazis intentaran volarlo cuando abandonaron el campo.

Para los supervivientes, lo que queda de Auschwitz es la prueba de lo que sucedió y desean que siga siendo así. Pero las autoridades polacas tienen en ese campo una de las mayores atracciones turísticas del país.

Al finalizar este año lo habrán visitado más de un millón de personas procedentes de 106 países, entre ellos el Papa Benedicto XVI en su viaje a Polonia.